En primer lugar limpiamos los solomillos de restos de grasa y cortamos en medallones de entre 1,5 - 2 cms de grosor. Salpimentamos.
Ponemos una sartén al fuego con unas 2 cucharadas de AOVE y calentamos.
Salteamos un poco los medallones de solomillo por ambos lados. No hay que cocinarlos demasiado para que queden jugosos, ya que después los cocinaremos unos minutos en la salsa y quedarían demasiado secos.
Reservamos los medallones salteados en un plato.
En la misma sartén utilizada para dorar la carne añadimos la nata y calentamos a fuego medio-alto, de esta manera aprovecharemos los jugos que ha dejado la carne.
Cuando comience a hervir incorporamos el queso Roquefort, el Coñac y pimienta recién molida.
Cocinamos a fuego medio sin parar de remover, hasta que todo se integre bien, durante unos minutos.
Añadimos los medallones de solomillo que tenemos reservados y dejamos al fuego unos 6 minutos removiendo de vez en cuando.
Servir los medallones con la salsa caliente recién hechos.
Notas:
Como guarnición para acompañar este solomillo al Roquefort os recomendamos la patata en todas sus variantes: frita, asada o en forma de puré. Nosotros lo hemos hecho con unas patatas panadera bien crujientes por fuera y blanditas por dentro.
Si hacemos la salsa con leche evaporada en sustitución a la nata, nos quedará un plato un poco más ligero.
Comentarios